Luciano Cañete, de Corta Cabeza: «Tenemos que seguir tomando las calles para que nos escuchen»

Luciano Cañete, Corta Cabeza

Hemos tenido el gusto de entrevistar a Luciano Cañete, cofundador de Corta Cabeza, con la excusa de su última colección, World. Al final, no solo hemos hablado de esta y de su visión de la peluquería, también de la vida, de la sociedad y la labor social, de política. Y es que, en su caso, son facetas que van de la mano, y que están siempre presentes en su proyecto profesional. Por eso, elegir un solo titular y algunos destacados ha sido tan complicado. Y es que esta entrevista no tiene desperdicio, y sí muchas joyas para enmarcar. Hemos decidido abrir con esta frase, porque en realidad, actualmente, se podría aplicar a cualquiera de estas facetas. Y, por nosotros, si es como lo han hecho hasta ahora, esperamos que Corta Cabeza se siga haciendo notar.

Pregunta- Háblanos de tus comienzos en la peluquería: ¿cuándo te interesaste por este oficio? ¿Cómo te formaste y cuáles fueron tus primeros trabajos? 

Respuesta- Hice algún pinito de pequeño, pero si te soy honesto, no era el típico niño que quería ser peluquero. La vocación llegó cuando veía a mi primo Fernando Arias (el mejor peluquero de León) cortando el pelo. Tenía tanto arte y lo hacía tan fácil que me dije: «ESO ES LO QUE YO QUIERO HACER». Y eso fue lo que hice. 

Me formé en León en la Academia Calleja, que era de un hermano del famoso Jesús Calleja. Quizás muchos no lo sepan, pero Jesús Calleja fue unos de los mejores peluqueros de León y creo que incluso alguna vez vino a darnos algún curso a la academia allá por el año 1988. 

Mi primer trabajo como peluquero fue con Chelo, en Carrizo de la Ribera (León), mi pueblo; mientras estudiaba peluquería iba allí los sábados. Pocos meses más tarde, justo antes de terminar la academia empecé a trabajar como estilista en Rizo’s en León, donde recibí mi verdadera formación en la misma peluquería y en cursos periódicos en la academia de Rizo’s que había en Madrid, en la calle Rafael Calvo en el castizo barrio de Chamberí. La formación fue fantástica en cuanto a corte. Mi segundo trabajo fue en Marqués, también en León. Guardo un fantástico recuerdo de aquella etapa. En 1995 abrí, también en León, mi primer salón. Toda mi formación en color a lo largo de estos 32 años de profesión ha sido casi siempre de la mano de Wella –tanto yo como el resto del equipo recibimos formaciones periódicas de color, como de tratamientos, corte, ventas, gestión, atención al cliente, etc.–. 

La formación permanente es uno de los ingredientes principales, no solo para estar al día en las últimas tendencias y técnicas, sino también para mantener motivado al equipo, y sobre todo, es el factor más decisivo para poder dar lo mejor a tus clientes. El buen funcionamiento de tu negocio depende en gran parte de la formación. 

En 2002 me traslado a Madrid y comienzo a trabajar como maquillador para Lancôme y un año más tarde me nombran director técnico nacional para la firma Selective, empresa de color italiana. Más tarde, en 2005, me traslado a Londres y trabajo como manager en ESHK. Allí descubro una peluquería a mi medida que, tras una crisis con el oficio, hizo que volviera a caer enamorado de mi profesión, hasta el día de hoy. Es a finales de 2009 cuando me asocio con Luisma (Luis María Rodríguez) y decidimos iniciar el proyecto de Corta Cabeza juntos. 

 Si cada uno de nosotros se dijera «voy a apoyar a una sola persona», casi todos los problemas sociales desaparecerían

P.- ¿Cuál era tu idea de proyecto cuando creaste Corta Cabeza? 

R.- Pues era exactamente lo que es Corta Cabeza hoy. Esa era la idea y ese es el proyecto llevado a cabo. Un espacio donde cada persona pudiera desarrollar su profesión con total libertad de estilo y de ideas. Donde el crecimiento personal y la capacidad de comunicación artística fueran más allá de lo que es una firma de peluquería. Donde el método de trabajo fuera libre, siempre y cuando el resultado fuera óptimo. En resumen, una especie de Torre de Babel donde confluyen personas venidas de mundos y entornos diferentes, logrando tener algún denominador común sin tener que renunciar a la esencia individual de cada uno, haciendo que esta esencia se retroalimente con todas las demás del grupo.

P.- Para referirse a vosotros se dice que sois vanguardistas, transgresores, modernos… Para ti, ¿cuál es el estilo Corta Cabeza? 

R.- Bueno, huyo un poco de todas esas etiquetas, pero es inevitable ser un poco todo eso, y qué narices, ¿a qué peluquero con un poco de ego no le agradan estos calificativos? Pero cuidado, porque lo que eres hoy no tienes por qué serlo mañana. Es por eso que siempre me ha gustado tocar todos los palos en cuanto a estilos de peluquería. Cuantos más toques, mayor acogida de clientes puedes tener. Eso se consigue abriendo la puerta a un extenso abanico de peluqueros de aptitudes diferentes. Teniendo un equipo ecléctico que sea un reflejo del mosaico de personas que circulan por la calle. Así que podéis aplicarnos el adjetivo que queráis, todos nos vienen bien [risas].

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Equipo de Corta Cabeza

P.- ¿Cómo es el público que va a vuestro salón? ¿Hace falta tener “rollo” para ir a peinarse allí o para trabajar con vosotros? 

R.- ¿¿Rollo?? Bueno, si partimos de la base de que todo el mundo tiene algún “rollo”, entonces sí, la cuestión es tener la capacidad de descubrirlo cuando está oculto. A nuestros salones viene todo tipo público, independientemente del estilo o rollo que tengan. Principalmente vienen personas que quieren vivir la experiencia Corta Cabeza. Describirla nos ocuparía otra entrevista [risas]. La cantidad de información sensorial que le llega a una persona en cuanto pone un pie en Corta Cabeza crea un impacto positivo que inmediatamente te hace pensar “aquí están ocurriendo cosas, cosas diferentes”. Además de eso, ofrecemos un servicio totalmente profesional tratando de cumplir las expectativas de cada cliente y, si puede ser con creces, mejor que mejor. 

P.- Personalmente, ¿cómo es tu cliente perfecto? 

R.- El cliente perfecto es aquel que, por fácil o difícil que haya sido el proceso hasta la finalización del servicio, logre que tanto él mismo como el peluquero se queden, ambos, con un formidable sabor de boca. 

P.- Vuestro proyecto está muy ligado a lo social, participáis con varios proyectos de apoyo a colectivos en exclusión social. ¿Qué importancia tiene este compromiso, estos valores, en vuestra marca y en vuestro equipo? ¿Es así desde el principio? 

R.- Siempre ha sido así. No me canso de repetir que la labor social hay que hacerla de dentro hacia fuera. Es decir, si miras a tu alrededor es una cuestión de segundos descubrir que hay personas a nuestro lado que, con un pequeño empujón, pueden lograr cambiar sus vidas y las de todo su entorno. Si cada uno de nosotros se dijera «voy a apoyar a una sola persona», casi todos los problemas sociales desaparecerían. El problema es que solo unos poco lo hacen y, claro, no dan abasto. Nosotros nos hemos centrado en jóvenes en riesgo de exclusión y en el colectivo transexual. No solo hemos participado en programas como Ámbar (en colaboración con la Fundación 26 de Diciembre) o Making Waves, de Wella y Unicef, sino que hemos colaborado con numerosas asociaciones voluntariamente a lo largo de estos años. Pero el proyecto personal más satisfactorio fue Peinando Vidas. Un proyecto nuestro iniciado por Dani Zúñiga (director del uno de los seis salones de Corta Cabeza) y por mí en colaboración con Voluntarios por Madrid del Ayuntamiento de Madrid con el importante patrocinio de Wella y la valiosa presencia de COGAM Y Transexualia.

P.- ¿Actualmente tenéis en plantilla gente que se haya incorporado a través de este programa? 

R.- Si, aunque la finalidad era integrar a las personas en el terreno laboral, ya fuera en peluquería o en otro sector. Muchas de las chicas, chicos y chiques necesitaban acudir a estas formaciones, no solo por el hecho de formarse, sino por el hecho de contagiarse de normalidad, de socializar con todo tipo de personas, de pasar unos días divertidos y sobre todo, de ganar en autoestima para salir después al mundo y poder trabajar en lo mismo que podemos trabajar cualquiera de nosotros. Pero volviendo a la pregunta; sí, hay un buen número de personas trabajando con nosotros que llegaron a través de estos programas. Unas siguen con nosotros, algunas incluso hoy son socias de la empresa y, lo más importante, algunas nos han dejado para empezar a volar y tener una vida como la de cualquier otra persona de este mundo. 

P.- En cuanto al Proyecto Ambar [en el que han participado por segundo año, dando formación a personas trans], ¿cómo os involucrasteis en este proyecto y qué ha supuesto para Corta Cabeza y para ti? 

R.- Lo iniciamos porque la Fundación 26 de Diciembre ya sabía que teníamos experiencia con el colectivo transexual y con la formación. Nos gustó la iniciativa y el hecho de que estuviera impulsada por una marca de gran consumo como es Pantene nos pareció interesante porque le daba un valor añadido sustancial a la hora de lograr un alcance mediático y social en beneficio de las usuarias y futuras trabajadoras que asistirían a recibir la formación. Para Corta Cabeza ha supuesto que la capacidad de colaboración y de empatía con personas que lo necesitan haya ido in crescendo. El mundo de ahí fuera les pone la cosas muy difíciles por el hecho de ser diferentes. Tratamos, a través de la normalización, de hacer ver resto de la sociedad que esas diferencias son lo que hacen a las personas únicas y genuinas. Que dentro hay un corazón, riñones, ojos, manos, igual que el resto de los humanos. Que han sufrido y que aspiran tan solo a vivir libremente. Igual que tú y que yo. 

Hay un buen número de personas trabajando con nosotros que llegaron a través de estos programas. […] Y lo más importante, algunas nos han dejado para empezar a volar y tener una vida como la de cualquier otra persona

P.- Para la mayoría de negocios 2020 ha sido un año complicado, pero vosotros habéis abierto un local más, ¿cómo es posible? 

R.- Fue una apuesta un tanto arriesgada, y créeme que no ha sido fácil. Decidimos abrir porque el proyecto había nacido un año antes. Tardamos mucho en encontrar la ubicación y un local que nos gustara y la Ley de Murphy hizo de las suyas. Fue encontrar el local, pagar los meses de fianza correspondientes y, tachán, tachán: llegó la pandemia y el confinamiento. Al terminar el encierro teníamos, o bien que dejar el proyecto y perder nuestra inversión inicial, o apoquinar un poco, hacer la reforma y arriesgarnos. Como somos aventureros, nos decantamos por esta última opción. Aún estamos ahí, tratando de salir adelante, pero de momento y sin grandes pretensiones estamos empezando a ver la luz poco a poco, gracias a la labor que hacen nuestro socios Tania y Aitor de Delicias y al savoir faire de todo el equipo que lo forma.

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Una de las imágenes de WORLD, la última colección de Corta Cabeza

P.- Últimamente, el sector de la peluquería está saliendo a la calle, protagonizando reivindicaciones políticas. ¿Qué opináis al respecto? 

R.- Podría escribir un libro acerca de todo esto. Pedimos que nos bajen el IVA al 10%. El IVA que estamos soportando es de un 21 %. La subida se hizo en 2012 del 8 al 21%, con la promesa de que se nos volvería a bajar. Estábamos en plena crisis y tuvimos que asumir esa subida de nuestro bolsillo sin poder subir precios porque el poder adquisitivo de los ciudadanos era el que era y el que es. Entre un 30 y un 40% de las peluquerías tuvieron que echar el cierre definitivamente. Hemos demostrado, sobre todo después del confinamiento, que somos un servicio de primera necesidad y por ello debemos de pagar un IVA acorde a ello. 

El sector de la peluquería y la estética está agonizando y se espera que cierren la persiana un 35 %. Tenemos que seguir tomando las calles para que nos escuchen. La trilogía impuestos-sueldos-precios debería de tener forma de triángulo equilátero para que los números salieran. Pero lamentablemente está totalmente descompensada. Cuando trabajas, pagas tus impuestos, pagas a tus trabajadores y cada vez ganas menos aunque subas los precios, es que hay algo que descuadra. Tenemos que revisar las bases porque algo hay que está mal calculado. 

Creo que a los dirigentes se les debería de exigir que hayan sido autónomos o hayan tenido un negocio en algún momento para saber lo que es no llegar, o llegar con el agua al cuello, para sentir lo frustrante que es tener que cerrar una empresa, no porque vaya mal, sino porque después de dedicarle muchísimo trabajo, de pasar noches sin dormir, de invertir todos tus ahorros, de pedir préstamos y que a pesar de tener muchos clientes, de tener ingresos, es desesperante obtener beneficios cada vez más bajos y, en el caso de muchos peluqueros, pérdidas. 

P.- Tenéis colecciones de peluquería, editoriales de moda con revistas y personajes famosos, proyectos sociales, el día a día en el salón… ¿algo que os quede pendiente? 

R.- Bueno, mantener todo eso ya es un reto diario. Por pedir que no quede, tengo una espinita clavada con el tema de la formación. Conocemos el campo, pero nos gustaría dedicarnos más de lleno a ello para poder transmitir al resto de los compañeros del sector la filosofía Corta Cabeza.

Aquí puedes ver su última colección, WORLD, y aquí, otra, C-White-C.

Hoy, el cabello mediterráneo es el que está creando tendencia; esas melenas XXXL imposibles solo puedes existir con cabellos como los nuestros

P.- ¿Cuál es la faceta qué más te apasiona? Y, ¿cuál es el último trabajo que más te haya motivado? 

R.- Tengo la suerte de que, tras 32 años de profesión, lo que más me sigue gustando en la vida es ser peluquero. Además de eso, me encanta escribir. Soy un cinéfilo empedernido, más de pelis que de series, obviamente. Me encanta recorrer la ciudad en autobús a mi bola durante horas. Me gustaría que todo el mundo leyera más, aunque solo fuera en el metro. Para no poner faltas [risas]. Me encantaría saber más de música, de arte, de danza, ir más al teatro…. Lo que más me motiva es la felicidad que me produce el que siga sin tener tiempo suficiente para poder hacer todo lo que quisiera, porque no paro. 

Y, ¿el último trabajo que más me ha motivado? Un curso de corte al que asistí hace una semana.

P.- Decís que vuestras técnicas de corte son de inspiración británica, pero adaptadas al estilo mediterráneo. Ahora que se popularizan los mullets, los shags, los cortes masculinos… ¿Vamos cada vez más hacia un estilo británico o seguimos en lo nuestro? ¿Os gustaría un cambio de la peluquería española y sus estilos, y qué concretamente os gustaría que se adoptase, que se popularizase? 

R.- Nuestras técnicas de corte están inspiradas en la peluquería británica, porque técnicamente hablando es el país que mejor las ha desarrollado y pulido a lo largo de la historia. Pero quiero dejar claro que, aunque la técnica es muy importante, esta no es más que el vehículo, la herramienta que usa cualquier artista para que su trabajo tenga un estructura. Pero la técnica se puede aprender. El arte y el talento, no. Y solo el trabajo duro y el esfuerzo hacen que este se desarrolle. Un trabajo acabado ha de tener vida, tiene que hablar con la voz del artista. Este arte no tiene fronteras. Por eso con nuestra última colección WORLD quisimos mostrar eso, un mundo sin fronteras donde la toda la gente es moda, donde la inspiración puede surgir en cualquier rincón del planeta. 

La influencia hoy puede ser británica, pero en otro tiempo fue asiática, norteamericana, etc. En mobiliario, por ejemplo, el diseño escandinavo es top. Podemos tomar todo prestado y adaptarlo a nuestro entorno. Con el cabello pasa igual, usamos técnicas británicas pero al aplicarlas a los cabellos mediterráneos conseguimos unas texturas y unos volúmenes que son la envidia de nuestros vecinos. 

Hoy, el cabello mediterráneo es el que está creando tendencia; esas melenas XXXL imposibles solo puedes existir con cabellos como los nuestros, esos shags solo pueden tener esa frondosidad en cabellos mediterráneos. No creo que haya que cambiar nuestra manera de hacer pelo. Simplemente hay que estar abierto a los cambios y evolucionar sin perder lo que hemos tenido a lo largo de la historia. 

Cualquier cambio, por sutil que sea, puede revolucionar el futuro, por eso tenemos que estar abiertos a ellos. Y creo que se avecinan muchos. Quiero creer eso que dicen que, tras una pandemia, siempre han venido épocas de locura, diversión, creatividad y disfrute. Espero que en los nuevos tiempos que vienen, todos aboguemos por construir un lugar para vivir donde lo único que reine sea la libertad.