La realidad nos obliga a ocultarnos, a protegernos de los otros, con máscaras en un carnaval desafortunado. Sin embargo, en cada espacio nimio, encontramos un lugar para la libertad.
El rostro es una pieza de croché a través de la cual respiramos y, aunque enturbie nuestra mirada, no impide que nos liberemos a través del cabello, nuestra fuerza expansiva, que, con la riqueza de sus fibras, es el tejido del alma.
Peluquería: Anna Barroca
Fotografía: David Arnal
Maquillaje: Anna González
Estilismo: Anna Barroca
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