Las fotos de antes y después de un cambio de look en el cabello, ya sea un corte radical o uno más normalito, de una coloración fantasía o unas mechas, siempre triunfan en las redes sociales. Son, por eso, estupendas herramientas para que mostréis todo lo que podéis hacer en vuestra peluquería. Pero solo, claro, si las hacéis bien. Iluminación, fondo… Todos los detalles cuentan. David Arnal y Javier Villalabeitia nos recuerdan algunos.
Nos encanta ver las fotos de antes y después de cualquier tratamiento, programas de ejercicio, looks de maquillaje… Y las que giran en torno al cabello, por supuesto. Por esa especie de morbo que nos genera ver imágenes de resultados (¿acaso vamos en busca de ese efecto ‘wow’, o bien del fracaso estrepitoso?), pero también porque, como clientes, buscamos ideas para nuestra siguiente visita a la peluquería, para un profesional del cabello es fundamental crear este tipo de contenido. Visitas y likes asegurados.
Estas imágenes de antes y después son la prueba gráfica de tus habilidades como peluquero en corte, color, styling… Son la demostración de lo que puedes hacer y lo que, de hecho, haces a diario. Son tu carta de presentación, tu portfolio, el currículum que tus clientes también quieren y merecen ver. Y precisamente por todo ello pueden darte notoriedad y credibilidad, dejar tu imagen por las nubes… o por los suelos. Hemos preguntado a un fotógrafo profesional en peluquería, David Arnal, y a un experto en retoque fotográfico del sector, Javier Villalabeitia, algunos tips para que mejoréis vuestras fotos de antes y después y que puedan operar siempre a vuestro favor (o, al menos, que no se os vuelvan en contra).
7 tips que tus fotografías agradecerán
- Cambia ya de móvil. Si quieres crear buen contenido para redes sociales y todo tu material gráfico lo vas a generar tú, personalmente, tienes que invertir en una buena cámara. No hace falta que sea profesional; la mayoría de los móviles actualmente integran cámaras de muy buena calidad, pero no puedes permitirte seguir con un móvil que realiza fotografías con grano, pixeladas, borrosas, con colores apagados. Una mala fotografía puede dar de ti una mala impresión, la opuesta a la que pretendes alcanzar: de vulgaridad, de poco cuidado, de anticuado.
- No te compliques la vida. ¿Es mejor hacer las fotos con luz natural, o con luz artificial? ¿Ponemos un foco arriba, enfrente? ¿Utilizamos la linterna del móvil? “No hay que complicarse la vida», nos responde el fotógrafo David Arnal, especializado en peluquería editorial. “Busca una sombra neutra o, en su defecto un aro de luz. Si la luz del salón es muy directa puede ayudar”, resume. Una sombra neutra es una creada por una luz tamizada; es decir, donde hay luminosidad, pero no reflejos directos de luz. Un ejemplo: la de la ciudad de Londres. “Es la mejor luz, porque siempre está cubierta por nubes y no genera sombras en la cara ni relieves raros como superojeras”, explica el fotógrafo. Por último: “Al sol siempre quedan bien melenas y efectos balayage”.
- ¿Fondo claro u oscuro? Dependerá del tono de cabello. “Es sencillo –sostiene Arnal–: blancos para tonos oscuros de cabello y gris para los claros”.
- Retocar no es engañar… ¿Hasta que punto es interesante o incluso lícito retocar las fotografías? “Para mí, la edición no invasiva es la mejor opción, ya que permite sacar todo el provecho al trabajo realizado sin desvirtuar el contenido original”, opina Javier Villalabeitia, cuya profesión es, precisamente, la de retocador. Ajustar la iluminación, balancear luces y sombras, corregir brillos… ¿Lo consideramos hacer trampas? “Considero que no es hacer trampas siempre y cuando se respete el material genuino. En realidad, estas técnicas pueden mejorar notablemente la imagen sin alterar el trabajo del resto de profesionales que participan en la sesión fotográfica”, asegura. De hecho, la edición puede servir para solventar inconvenientes que hayan podido surgir en la producción, como problemas en la piel, costuras rotas, brillos de sudor…
- … ¡Pero no uses filtros! En ocasiones, algunos profesionales usan filtros o efectos como el difuminado en los laterales (habitual cuando el formato de la imagen no encaja con el espacio donde se quieren publicar). Villalabeitia recomienda no tirar de estas herramientas. “Para un antes y después, personalmente creo que es mejor evitar cualquier efecto. En este tipo de fotografías se busca un aspecto más natural y sin artificios que muestre la transformación de una manera clara y limpia”, y hacer esto, por tanto, puede desvirtuar la imagen original y restarle credibilidad al trabajo.
- Una perspectiva normal. Desde arriba, muy cerca del cabello… A veces se tienen tantas ganas de mostrar un detalle, un brillo, un tono, una textura, que nos olvidamos de quién es nuestro público y qué está buscando. David Arnal recomienda hacer las fotos “siempre desde una posición que sea la habitual del ojo humano, es decir, desde donde miramos”. Pero lo mas importante, dice, “es generar identidad”; es decir, realizarlas siempre en la misma posición, en el mismo formato, con el mismo o los mismos fondos. Lo mismo podemos decir del fondo escogido. Pueden ser uno o dos, pero la idea es generar un contenido lo mas uniforme posible. “Si a Apple le funciona, nos funciona a todos”, apunta el fotógrafo.
- Higiene fotográfica. No todos los looks son dignos de fotografíar, ni todas las fotografías a un buen look van a ser buenas. No te dejes llevar por las ganas de generar contenido poniendo en peligro la identidad o la calidad de tus redes sociales, porque eso va a repercutir en tu imagen de marca. “Yo solo subo aquello que creo que me vende mejor; por tanto, doy el mismo consejo”, nos dice Arnal. ¿El mayor consejo, lo primero y más importante que le diría el fotógrafo a un peluquero? “Que tenga ganas y constancia, y practicar y practicar y practicar hasta que empiece a ver resultados. Después, que busquen la mejor zona de luz del salón y el espacio que piensen que en redes va a vender mejor su marca”.
