Cuando nos referimos a tratamientos para el cabello, a menudo utilizamos erróneamente nutrir e hidratar como si fueran sinónimos. Alberto Sanguino, Director de Educación de Llongueras, nos da las claves para distinguirlos para identificar las necesidades reales del cabello.
Necesita hidratación: tiene sed
El cabello es higroscópico, es decir, absorbe la humedad del aire en condiciones húmedas y pierde agua en ambientes secos. El objetivo de la hidratación es retener el agua que pierde el cabello, proporcionándole una humedad natural que le devuelva movimiento y flexibilidad. Los cabellos se hidratan desde el exterior a través de sustancias humectantes que les aportan agua y es importante retenerla en el interior.
¿Qué ha provocado el daño?
Las agresiones externas tales como la luz solar, el viento o las herramientas de calor. El daño suele ser leve, pero es necesario restaurar el agua que se va perdiendo a raíz de estas exposiciones diarias.
¿Qué cabellos la necesitan?
Encrespados, opacos, difíciles de peinar y desenredar.
Cuidado con…
Una hidratación excesiva ya que puede aportar grasa y peso al cabello, por lo que este perderá movilidad.
Necesita nutrición: Tiene hambre
Las proteínas y lípidos, unas grasas naturales que se encuentran en la estructura del cabello, se encargan de nutrir y dar brillo. Hay que utilizar tratamientos que penetren en la fibra capilar para reparar el daño causado. Hay que trabajar desde el interior (córtex)
¿Qué ha provocado el daño?
Decoloración o coloración, químicos fuertes, el uso de herramientas térmicas, permanentes, tratamientos de queratina…
¿Qué cabellos la necesitan?
Los que tienen puntas abiertas, quebradizos, foscos, porosos, ásperos al tacto y los tratados químicamente.
Cuidado con…
Las herramientas de calor, un abuso de aclaración a base de decoloración, o lavar el cabello en exceso, porque normalmente son cabellos que, por la estructura que le han dejado los tratamientos, no se ensucian tanto y, no necesitan un lavado permanente.
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