Si trabajas en un salón, seguro que ya conoces esta escena: una clienta entra cabizbaja, con el cabello envuelto en un moño sospechoso, y te dice la frase que nadie quiere oír: “He intentado hacerme el color en casa y… salió mal.”
Como sabemos que eso pasa más de lo que nos gustaría, te dejamos aquí 5 consejos prácticos para rectificar un tinte casero y, de paso, fidelizar a esa clienta.
1. Escucha con calma (y sin juicio)
Antes de sacar la carta de color, escucha qué se ha hecho, con qué producto y por qué. Muchas veces no buscan resultados profesionales, solo una solución rápida a una raíz o un antojo de cambio. Evita el juicio: si se siente juzgada, no volverá.
2. No prometas milagros en una sola sesión
Por muy tentador que sea, no prometas lo imposible. Aclara que es un proceso, que puede requerir varias visitas y que lo primero es recuperar la salud del cabello. La honestidad genera confianza.
3. Haz siempre una prueba de mecha
No sabes qué hay realmente debajo de ese color casero: puede haber capas de pigmento, oxidantes agresivos o restos metálicos. Una prueba de mecha es obligatoria, aunque tengas prisa. Tu seguridad (y la de su melena) lo agradecerán.
4. Corrige con inteligencia, no con más tinte
Evita cubrir el desastre con otro color oscuro. A veces, un buen matizador, un champú ácido o un removedor suave son mejor opción que un tinte. Si corriges con cabeza, no con impulso, el resultado será más natural y duradero.
5. Educa para fidelizar
Explica qué ha pasado y por qué. Ayuda a que entienda su tipo de cabello, el fondo de color, y qué errores no debe repetir. Si logra comprenderlo, es probable que la próxima vez venga a ti antes de intentarlo sola.
Consejo extra profesional
Guarda fotos del antes y después (con su permiso). No solo sirven para redes sociales, sino también como herramienta pedagógica con otras clientas que piensen en “hacérselo ellas mismas”. Las imágenes hablan más alto que los discursos.
➟ Coloración tono sobre tono: guía profesional
Rectificar un color casero no es solo salvar un cabello: es una oportunidad para demostrar tu criterio profesional. Si lo haces bien, ganarás algo mucho más valioso que un servicio: una clienta leal.
