¿Cuándo hay que decir que NO a una clienta si eres peluquero?

cómo negarte a una clienta si eres peluquera
decir que NO a una clienta siendo peluquero

Hay un momento incómodo que todo profesional vive alguna vez: cuando la clienta pide algo que sabes que no va a funcionar. Porque su cabello no está en condiciones, porque la textura no lo permite o, simplemente, porque el resultado que imagina no es realista. ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo decir “no” sin romper la confianza?

Para muchos estilistas, saber cuándo negarse es tan importante como saber ejecutar una técnica. Y no se trata de un capricho profesional: se trata de cuidar la salud capilar, proteger la imagen de la clienta y —no menos importante— preservar la reputación del salón.

Raúl Santos, de la firma Rizos, lo explica de forma clara:

“Principalmente, cuando sabes que la calidad del cabello está en riesgo o que el resultado deseado no se va a poder conseguir. Recordemos que el cabello del cliente es nuestra publicidad y reputación”.

A veces, ceder ante una petición poco realista puede acabar en decepción para ambas partes. Por eso, tener criterio —y saber transmitirlo con asertividad— forma parte de la ética profesional.

La importancia del diagnóstico (y de ser honestos)

Miguel García, fundador del salón La Niña Bonita, coincide en que el estado del cabello es un límite claro.

“Cuando no tiene la calidad de cabello para el trabajo que desea, por ejemplo por tenerlo en mal estado. O cuando el resultado final no va a ser el que desea, por ejemplo porque no tiene la textura necesaria”.

En esos casos, la sinceridad es clave. Explicar por qué no se puede realizar ese cambio, ofrecer alternativas seguras o proponer un plan de tratamiento previo puede marcar la diferencia entre perder a una clienta… o ganarse su fidelidad.

Y es que, aunque no siempre se reciba con entusiasmo, un “no” bien argumentado demuestra profesionalidad, conocimiento y responsabilidad.

Cuidar el cabello es también cuidar la relación

Decir que no también es una forma de cuidar a la clienta. De evitar daños, frustraciones o expectativas incumplidas. Es una muestra de respeto por su imagen… y por tu trabajo.

Porque el objetivo no es solo lograr un buen resultado técnico, sino que ese resultado sea sostenible en el tiempo y, sobre todo, realista para el tipo de cabello que tiene.

Al final, como bien dicen los expertos, el cabello de cada clienta es también nuestra carta de presentación. Y protegerlo, incluso cuando implica poner límites, es parte del oficio.

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