Cada vez que un peluquero debe iniciar un servicio primero de todo tiene que analizar y estudiar al cliente para determinar qué necesita y qué desea. No se trata solo de realizar un diagnóstico de la salud capilar, sino también de poder asesorar sobre su imagen y realizar propuestas para mejorarla. Para ello debe contar con conocimientos técnicos y llevar a cabo una escucha activa del cliente sobre cuáles son sus deseos y perspectivas sobre su imagen. Y una vez ha recabado los distintos datos, sus gustos, estilo de vida, su tipo de cabello y rostro, podrá emitir una propuesta y argumentarla.
Esta práctica se llama visagismo o visajismo y tiene como principal función realzar la imagen. Este término proviene de la palabra francesa “visage”, traducción de rostro, y del sustantivo latino “ismo” que significa doctrina. Por tanto, es una disciplina que estudia cómo realzar la belleza del rostro a través de aplicar técnicas de maquillaje y peinado. El creador de esta doctrina fue el francés Claude Juillard, un estilista que analizó las líneas, el volumen y las formas de la cara para definir en el caso del cabello, y siguiendo criterios objetivos, qué cortes y qué tonos son más favorecedores para una persona.
“El visajismo puede ser magia en las manos de un buen profesional. El primer paso es realizar un análisis morfológico exhaustivo que nos aportará información sobre la forma del óvalo facial y sus elementos; las proporciones y asimetrías de rostro; el tipo de facciones; el color de la piel, etc. Después tenemos que definir el por qué y para qué se lleva a cabo esta asesoría, ya que los gustos y necesidades de las clientas serán la bandera y la guía que van a determinar el tipo de visajismo a aplicar. Por último, utilizaremos las técnicas de visajismo por medio de la peluquería, el maquillaje, el estilismo, la micropigmentación, etc. El visajismo tendrá un efecto potenciador imprimiendo fuerza y carácter o bien armonizando el conjunto para un resultado más dulce y armónico. El visajismo ayuda a conseguir la imagen deseada por las clientas.”, explica Gonzalo Zarauza, peluquero, asesor de imagen y fundador de Centro Beta (Donosti)
En el visajismo entrarían también cómo acomodar las diferentes tendencias a las apetencias del cliente para dirigirlo hacia aquellas que le resulten más favorecedoras. Y sobre ese aspecto, no solo es cuestión de formas, también de color. El cabello determina en mucho nuestra imagen y posee la capacidad, como ningún otro elemento, de corregirla y mejorarla realzando o disimulando los rasgos del rostro y su forma. “Tan importante es el corte como el color, no todas las teces son iguales y, por tanto, el mismo tono puede mejorar o apagar una imagen. El visajismo viene a demostrar la importancia de la personalización en nuestra profesión y cómo saber asesorar te convierte para tu cliente en experto, es ahí cuando requiere tu opinión y atiende tus sugerencias. Hacerle partícipe de todo el proceso, explicarlo y argumentarlo, crea acompañamiento, confianza. Por eso, la formación en visajismo es fundamental para un ejercicio de la profesión impecable y que ayude, además, a crear bienestar en la persona.”, asegura Olga García, director de Olga García Estilistas.
Los cambios de imagen vienen en muchas ocasiones por motivaciones personales, como situaciones vitales muy determinadas, otras simplemente por cansancio con la imagen habitual. Podemos encontrarnos que el cliente nos haga una petición concreta o bien que nos pida que le propongamos opciones de imagen. En ambos casos, el disponer de conocimientos técnicos nos ayudará a desenvolvernos con éxito sobre si es adecuado o no. Aunque no solo eso, también es importante estar actualizado sobre tendencias y sobre todo aquello que está impactando en los gustos del público. “Las redes sociales se están convirtiendo en el referente de la imagen. Algunas celebrities experimentan con ella y las tendencias y poseen la capacidad de influir en las demandas que los clientes realizan en el salón. No siempre es posible atender estas peticiones, en primer lugar, porque en la mayoría de los casos la fotografía ha sido retocada, alterando, por ejemplo, los colores. En segundo lugar, porque ese corte, recogido o cambio de coloración se ha llevado a cabo en base a una personalización, a un asesoramiento de imagen que ha tenido en cuenta todos los elementos del visajismo. Es aquí, cuando debemos hacer valer los resultados del estudio que le hayamos realizado al cliente, eso nos dará argumentos, razones para explicarle qué es apto y qué no para él.”, afirma Ulises Mesa, director de Ulises Peluqueros.
La formación continúa es la clave para poder ofrecer servicios personalizados, diferenciadores, que nos ayuden a fidelizar y, sobre todo, a hacer felices a nuestros clientes. Cuando alguien entra al salón busca sentirse bien a través de la imagen, por eso es tan importante contar con herramientas que nos permitan cumplir con sus expectativas y con las nuestras, ya que debemos compartir los objetivos, es decir hacer de los suyos, los nuestros. “La diferencia entre un cliente satisfecho y uno feliz es justamente traspasar la línea de lo correcto a la excelencia. Y eso no se consigue por inspiración, sino que se alcanza a base de conocimientos, estudio y práctica. Conocer a nuestros clientes facilita que con el trato y el paso del tiempo sepamos de forma casi automática qué quieren y qué les va bien, nos permite colmar, y en ocasiones superar, sus expectativas. Puede parecer intuición, pero detrás hay un trabajo de desarrollo profesional, y el visajismo y la formación continua, aportan una base sólida a eso que nos parece intuición, pero que en el fondo es maestría.”, concluye Charo García, directora de Salón Ilitia.
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