Las canas son más que una moda, una actitud, un estilo, y quien las prueba, no las abandona. Desde hace ya tiempo se han convertido en pura tendencia, siendo visibles en la calle e incluso en figuras preeminentes de la sociedad y en celebrities. Las canas han aflorado para dar un nuevo significado de feminidad que abraza todas las etapas de la vida, pero no solo eso, también reivindica en las mujeres el derecho a envejecer públicamente desde el empoderamiento y el respeto a su identidad.
Para esta temporada vienen más femeninas que nunca, elegantes y serán todo un must en los salones de peluquería. Hemos consultado con varios de nuestros peluqueros expertos para que nos ayuden a analizar las claves de esta tendencia, y nos sumemos, si así nos apetece, a navegar entre mareas grises, este otoño-invierno que se avecina. ¡Buena travesía!
Visibilidad y belleza en todas las etapas
Las cabelleras canosas se han visto relegadas durante muchos años a un espacio lejos de la definición de belleza, porque eran consideradas la antítesis de la juventud, por tanto, de lo aceptable como femenino. Por supuesto, eran impensables en cabellos jóvenes, pero también en los más maduros o envejecidos, pues dejar las canas visibles era sinónimo de hacerse mayor, incluso de parecer «dejada». Por suerte, hoy en día vivimos lejos de esa realidad y hemos sido capaces de realzar la belleza de las canas, sin importar nuestras edades.
“Estamos dejando al descubierto nuevas formas más inclusivas de ser mujer, somos mucho más tolerantes con nosotras mismas y esto está siendo todo un cambio de paradigma. Como pocas otras veces en la historia, nos estamos mirando desde nuestros propios ojos y estamos dejando de lado la mirada que nos han impuesto los otros. Ya nadie nos dice cómo debemos ser ni cómo debemos considerarnos. Eso es una decisión íntima que aflora a lo público y lo hace político, eso lo hace reivindicativo y transformador”, asegura M.ª José Llata de Peluquería Llata Carrera, desde Santa Cruz de Bezana (Cantabria).
El derecho a envejecer desde el espacio público
Las canas siempre han sido símbolo de sabiduría y experiencia, pero en los hombres… claro. Otro cliché que quedará obsoleto. Cuantas veces habremos escuchado lo interesante que es un hombre con pelo canoso y, sin embargo, cuando de una mujer se trata, el comentario se transforma en una dura crítica. De hecho, la vejez femenina, era invisible porque se relegaba a lo privado, un espacio considerado como insignificante.
“Las conquistas de las mujeres no podían dejar de lado el pelo, siempre tan simbólico y con una fuerte carga social e individual. Las canas que lucen muchas mujeres desde diferentes espacios de la sociedad llevan detrás el mismo mensaje: abrazar todas las etapas de la vida con todo lo que cada una aporta, reivindicando una feminidad poderosa que va más allá de códigos estéticos limitantes. La belleza es una actitud que no entiende de edad ni de género, pero además las mujeres quieren hacer suyos otros valores relacionados con las canas, como la maestría que da vivir. Al igual que las canas masculinas simbolizaban sabiduría de lo vivido, las de las mujeres por fin no son menos”, añade Christian Ríos, director de Christian Ríos Hair Couture, desde Vilanova i la Geltrú .
Atreverse a vivir
Aceptar que envejecemos es asumir todas las etapas de la vida y aprovechar todo lo que cada una de ellas nos aporta: la serenidad, los conocimientos, la identidad ya conocida y conquistada. Y las canas son simplemente una de las muestras más elegantes de atreverse a vivir de la manera más actual y moderna.
“La vida es evolucionar y también abrazar cómo nos sentimos y cómo somos. Tan válida es una melena canosa como aquella que se tiñe. Cada mujer escoge la imagen que proyecta porque es el reflejo de su identidad y nadie puede tomar partido en eso. Un síntoma de la autoestima se encuentra en el autocuidado, la belleza es empoderadora cuando es el fruto de un trabajo personal, de una fidelidad a una misma, por eso no importa tanto la forma como el trasfondo”, afirma Marta Cid, fundadora de Wapa’m Cosalon.
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