La vanguardia minimalista e irónica de Kollektivet Kai

Kollektivet Kai
Kollektivet Kai

Divertido. Irónico. Llamativo. Esos son los adjetivos con los que describiríamos el trabajo de Kollektivet Kai, un colectivo de peluqueras establecido en Suecia y que, en Coiffure Professionelle, admiramos y seguimos desde hace tiempo. Hablamos con este equipo artístico para que ellas mismas nos expliquen su proyecto.

Conocimos su trabajo con una colección de 2020. Unos mechones con exageradas ondas de colores pegados a la cara de las modelos como si fueran flequillos, o colgando de sus orejas como largos pendientes, protagonizaban los looks. Lo cómica que resultaba la escena, con los colores y las expresiones naif de las modelos aparentemente serias, y la superposición claramente teatral del cabello nos atrajo desde el primer momento. Después descubrimos que quien firmaba el trabajo, Kollektivet Kai (@kollectivekai en Instagram), eran un grupo de peluqueras que se habían unido con un propósito educativo y con un trasfondo de lucha y visibilidad femenina. A partir de ahí quedamos totalmente enganchados a sus actualizaciones.

Kollective Kai
La colección Dreamy light, por la que descubrimos su trabajo. Fotografía de Ninja Hanna, por cortesía de Kollektivet Kai

Mujeres creativas y líderes

“Kollektivet KAI es un colectivo femenino independiente de peluquería. Hacemos colaboraciones, sesiones de fotos y educación. Nos esforzamos por inspirar y explorar el material que amamos: el cabello”, nos explican ellas. Ellas, concretamente, son Josefin Gligic, Annie Ankervik, Sofia Geideby y Hillewi Gottfridsson.

El proyecto nació en 2017 en Estocolmo (Suecia), cuando Josefin, Annie y Sofia, las fundadoras del proyecto –al que más tarde se unió Hillewi–, se reunieron para llevar a cabo su primer shooting. Todas ellas procedían de distintos ámbitos, nos cuentan: Hillewi ha sido campeona del mundo en peluquería creativa y hace presentaciones en televisión; Josefin es su “estilista de sesión”, con experiencia en el ámbito de la moda de París. Sofía es conocida por su colorida técnica #backwashhair y Annie por sus detallados e innovadores peinados. Fue un concurso de peluquería el que hizo que se conocieran: Annie y Sofia competían por ser la mejor peluquera del año en Suecia y Josefin era parte del jurado. Sin embargo, lo que las unió fue un objetivo y una visión de la peluquería común. “Creamos KAI para tener una plataforma desde la que poder inspirarnos a nosotras mismas y a los demás”, nos cuentan. Su misión era –y es–, además, “apoyar a las mujeres en esta industria; que las mujeres crean en sí mismas y se atrevan a liderar”, añaden.

A pesar de tener estilos diferentes, si funcionan es porque las cuatro son igual de perfeccionistas a la hora de ver y trabajar el cabello. “Entendemos que cada una tiene un proceso y que hay muchos caminos que llevan a Roma. Todas trabajamos de forma diferente, pero eso es una fortaleza cuando no solo no te frena, sino que te abre los ojos a una nueva forma de hacer algo. Sabemos darnos espacio para liderar y apoyarnos mutuamente cuando trabajamos”, nos explican.

El “toque” de humor

Como decíamos antes, lo que más nos gusta de sus trabajos es que sentimos que hay un toque de humor en ellos. Les hace gracia el comentario porque, aunque no es su propósito principal, sí que pretenden añadir un “twist” [sic] a todas sus colecciones. “Si te hace sonreír, no puede ser malo”, añaden con un icono sonriente en su email. No vamos muy desencaminados, porque ellas mismas definen su trabajo como “detallado y divertido”. Otra de las formas de describir su trabajo es con uno de los conceptos que enseñan en alguna de sus formaciones, el de minimalistic avant-garde, la vanguardia minimalista. Este concepto alude a un cabello “que habla por sí mismo”, explican. “No tiene que ser ruidoso o “grande”. Es detallado y preciso. Es artesanal e innovador”.   

¿Es posible hacer algo realmente innovador a día de hoy?, les preguntamos. “¡Sí! Nos encanta X-presion y son la prueba viviente de que todavía se puede crear peluquería realmente innovadora”. En realidad, era una pregunta retórica. En nuestra opinión, ellas también son una prueba de que sí, por supuesto que se puede.