El famoso peluquero Manuel Mon se ha estrenado en el cine, como te contábamos recientemente en este artículo. Y otro famoso peluquero, Gonzalo Zarauza, ha aprovechado esta ocasión para felicitar a su compañero de profesión.
Zarauza y Mon han competido laboralmente en varias ocasiones; de hecho, la fotografía que ilustra el artículo, hecha por David Arnal, es de los Premios Fígaro 2016, cuando ambos optaban al premio a Mejor Peluquero del Año. Ese año lo consiguió Gonzalo, pero cuando sonó su nombre se levantaron los dos, fundiéndose en un gran abrazo. Es, por tanto, una imagen perfecta para ilustrar esta carta, y para recordar que en esta profesión hay también espacio para la amistad, el reconocimiento y el compañerismo.
Al César, lo que es del César; y si engrandece el Imperio, mucho mejor; por Gonzalo Zarauza
Por lo general, las peluqueras y los peluqueros somos muy sociables, muy dados a crear relaciones personales de forma rápida, y a veces, incluso, instantánea, sobre todo entre colegas de profesión. En mi caso, reconozco a muchas compañeras y compañeros a los que he ido viendo en numerosas ocasiones a lo largo de los años. De muchos solo sé su nombre o si trabajan aquí o allá, pero como hemos coincidido tantas veces–en entregas de premios, cursos, presentaciones y eventos de toda índole– y nos hemos saludado y abrazado, nuestra relación parece más estrecha y fuerte delo que en realidad es. Reflexionando un poco, he llegado a la conclusión de que de aquellos colegas solo conozco su sombra, que no es más que la proyección de su esencia, su envoltorio, una silueta negra que oculta a la persona.
De sombra a color
Afortunadamente, la vida y las circunstancias propician lugares de encuentro en los que es posible profundizar en algunas relaciones personales, y con ello, hacer que esas sombras oscuras y sin detalle se transformen en auténticas imágenes a todo color.
Así sucedió hace muchísimos años –no quiero hacer cuentas de cuántos han pasado–, cuando conocí la sombra alargada de un profesional impresionante. Él acababa de ganar la copa de peluquería que patrocinaba una marca y yo había quedado fascinado por su creatividad. Sin embargo, como solo conocía su sombra, de entrada me pareció algo altanero. Dichosas “primeras impresiones” que hacen que cometamos tantos errores en materia de relaciones personales. A pesar de todo, como yo soy de ideas fijas, decidí seguirlo más de cerca. Pronto descubrí que, además de estar ante un mago de la peluquería, tenía frente a mí al compañero perfecto: buena persona, generoso, leal y simpático a rabiar. Sus colecciones me entusiasmaban y sus presentaciones en diversos shows me volvían loco porque compartimos criterios estéticos. Continuamente pensaba:“¡Hostias! ¿Por qué no se me ha ocurrido a mí esta idea?”. Sentía lo que podríamos llamar una envidia sana, siempre desde la admiración y el cariño. Un día, el destino me dio la oportunidad de conocerlo aún más de cerca y, desde ese momento, esa sombra alargada que había conocido fue desdibujándose para dar paso a una imagen en cinemascope. Me estoy refiriendo al gran Manuel Mon.
Además de un mago de la peluquería, es el compañero perfecto: buena persona, generoso, leal y simpático a rabiar
Manuel haciendo de Mon
A modo de homenaje a este currante nato, a este genial creativo, a este amigo sincero, hoy quiero compartir con todos vosotros uno de sus últimos logros: Manuel ha participado en la película Tristesse dirigida por Emilio Ruiz Barrachina y con actores de la talla de Enrique Simón, Miguelo García o Michel Díaz, entre otros.
La historia es la siguiente: como la película se iba a rodar en Asturias, el equipo de producción investigó qué profesionales en peluquería y maquillaje había en la zona. No fue necesario mucho tiempo para que Internet les diera la pista sobre Manuel: su nombre destacaba en letras de oro, en Oviedo. Tan solo unos días después de la primera reunión, sellaron el acuerdo y brindaron, cómo no, con sidra asturiana, of course. A los pocos días de comenzar el rodaje, la actriz y responsable del estilismo, Rebeca Arrosse, quedó cautivada por la creatividad de mi amigo–¡qué digo cautivada… enamorada hasta las trancas!–. Tanto es así que, al final, utilizaron varias prendas del almacén personal de Manuel –que incluye el maravilloso vestuario que él ha utilizado en los desfiles y shows que ha realizado a lo largo de toda su carrera–. También le encargó confeccionar complementos exclusivos para la película. La complicidad entre ellos y el enriquecimiento mutuo ha dado como resultado un trabajo de 10.
Posteriormente, el director le propuso a Manuel que organizara un desfile con una de sus colecciones. La escogida fue FREEDOM 3D, la maravillosa colección que ha dado la vuelta al mundo y que a mi personalmente me dejó con la boca abierta. Y, como si todo esto fuera poco, acabaron pidiéndole a mi amigo que hiciera un cameo. Yo, que he podido ver la escena, reconozco que le sale muy bien: es Manuel haciendo de Mon.
Dando valor a la peluquería
Sin duda, los éxitos individuales encumbran al profesional en la élite, pero también engrandecen al sector y contribuyen a que nuestra querida peluquería esté cada vez más valorada por el público en general, por los medios y también por las instituciones. ¿O no es verdad que nos sentimos orgullosos por lo conseguido por RaffelPages, X-presion, Christian Vendrell, Mikel Luzea y tantos otros? Estoy convencido de que así es.
En definitiva, el talento de Manuel Mon no tiene parangón y su capacidad de trabajo es admirable. El arte y el estilo brotan de sus manos como por arte de magia. No tengo palabras para ti, amigo mío, solo admiración y cariño.
Justo al acabar de escribir estas líneas, me entero de que has vuelto a salir prenominado a Peluquero Español del Año por Club Fígaro. ¡Enhorabuena! ¡Muchas felicidades por tus logros, compañero!
Dos grandes de la peluquería internacional.