Asesores de imagen: por qué son tan importantes en la peluquería nupcial

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No solo son peluqueros y estilistas, también son asesores de imagen. Es decir, saben lo que se pide, lo que se lleva, y lo que sienta bien (que, por cierto, no tienen por qué coincidir). Hablamos con Gonzalo Zarauza y Yolanda Aberasturi sobre tendencias en peluquería nupcial, pero también de conceptos como el de equilibrio y proporcionalidad.

¿Qué es tendencia? En coloración, los asesores de imagen lo tienen claro: los marrones han destronado a los rubios. Los recogidos siguen siendo los peinados más demandados en el salón, aunque reina la sencillez: “hoy en día, los extravolúmenes no son tendencia, la mayoría de las novias quiere algo muy natural, no verse disfrazada y que no haya demasiado cambio con su estilo habitual”, opina Yolanda Aberasturi, peluquera y experta en imagen global.

En la elección de un peinado de boda, no obstante, intervienen muchos más factores además del gusto o preferencias personales de la novia; por ejemplo, el equilibrio o la proporcionalidad, algo en lo que las clientas no suelen –ni tienen por qué– pensar. “De eso se trata la asesoría nupcial, de hacer encajar nuestro estilo y personalidad con el vestido, el peinado y nuestros rasgos”, explica Gonzalo Zarauza, peluquero, asesor de imagen y wedding planner.

Por ejemplo, explica, “si llevamos unas mangas globo, les dejaremos el protagonismo, optando por un recogido”, mientras que si llevamos una prenda sencilla, podemos escoger una melena suelta con volumen u ondas glam. Los expertos nos asesoran.

Yolanda Aberasturi

Pregunta- ¿Qué es lo primero que deben hacer los peluqueros a la hora de ponerse a diseñar o realizar un peinado de novia? ¿Puedes dar algunos consejos?

Respuesta- Lo primero es tener una conversación con la novia para ver todo un conjunto de cosas. Cómo se quiere ver ella en conjunto, el entorno, la filosofía de la celebración y el tipo de vestido, qué escotes lleva. Analizamos la situación y todas las estrategias, y con la novia sentada delante del espejo vamos dando movimientos al pelo con las manos para ver los volúmenes que más le favorecen. Así decidimos el tipo peinado y vemos qué gestos encajan mejor. Por eso es imprescindible como mínimo una prueba previa del peinado para ajustar cada detalle. El diálogo previo con la novia es importantísimo. También se prueban los colores de maquillaje más favorecedores y se decide la coloración que se aplicará antes del peinado. Además de la entrevista, se hacen fotos desde todos los perfiles y ángulos, con el objetivo de estudiar todas las posibilidades.

P.- Para tu colección de novias has elegido el marrón glasé. ¿Es tendencia, incluso en los meses más calurosos?

R.- Sí, el marrón glacé sigue siendo tendencia; aunque en estos momentos, en los marrones hay más variedad, sobre todo en marrones cálidos que tiran a avellana o cobrizo y en los marrones fríos, que se equilibran dependiendo del tono de la tez de cada persona. Los balayages y los tritonos de marrones dulces están de tendencia total.

P.- ¿Has visto, en tu experiencia en organización de bodas y en peluquería, alguna otra tendencia de cara a
este año?

R.- En estos momentos la tendencia es un moño pequeño bajo tipo bailarina con el pelo hacia atrás, también las trenzas desechas y las coletas onduladas. En cuanto a los colores, los avellanas y los rubios suaves bordean el rostro, aportando luminosidad.

P.- En tus propias palabras, para elegir el correcto peinado de la novia, debemos “preservar la proporción exacta entre los volúmenes del traje, el cuerpo, el peinado y los complementos”. ¿A qué te refieres?

R.- Es muy importante tener en cuenta los volúmenes y la estatura de la novia. Si el vestido es voluminoso, tiene que haber un equilibrio en la cabeza. Si lleva velo, el peinado, ya sea recogido o suelto, tiene que ser proporcional con el conjunto. En cambio, si es un vestido recto sin volumen, el peinado que requiere será más pegado: un recogido o una trenza hacia el centro de la espalda sin mucho volumen en ninguno de los casos. También hay que tener en cuenta los complementos con el fin de que no sobresalgan en exceso.

Gonzalo Zarauza

Pregunta- Gonzalo, ¿tú que opinas, son las tonalidades marrones, especialmente las cálidas, los colores de la temporada?

Respuesta- Efectivamente, esta temporada los tonos castaños son protagonistas con propuestas muy ricas y dulces que aportan una luz muy natural y cálida. Las melenas que quieren ganar en dimensión combinan varias de estas tonalidades, poniendo el foco en el rostro. Para los mechones más próximos se escogen tonos más claros como los miel y caramelo, y en el resto se personaliza mezclando varios colores de la misma gama.

P.- En tu experiencia, ¿se dan muchos cambios de color de cara a la boda? ¿Lo recomiendas?

R.- De cara al día de la boda no son recomendables los cambios bruscos de imagen. Lo ideal es corregir o matizar un color que ya tenemos, pero no es momento de transformaciones, ya que puede arruinar nuestra imagen para ese día tan señalado. Se suele comenzar a preparar el cabello unos seis o cuatro meses antes y, si la novia lleva color, solo se retoca para que luzca bonito unas tres o dos semanas antes. Si no lo hacemos con tiempo, no podremos corregir los imprevistos que puedan surgir.

P.- Coletas, trenzas, moños bajos… Es lo que más vemos. ¿Qué es exactamente lo que crees que triunfa más? O lo que, personalmente, más te gusta hacer.

R.- Los recogidos siguen siendo los peinados estrella, ya sean moños, trenzados o coletas. Eso sí, se llevan sofisticados y trabajados. La alta peluquería regresa con acabados perfectos y muy originales que demuestran la maestría del peluquero a la hora de realizarlos. Han tomado mucho impulso los recogidos altos, sin embargo, los bajos no han desaparecido.

P.- ¿Qué crees que deben tener en cuenta los profesionales cuando reciban un encargo de peinado de novia?

R.- Sobre todo, la comunicación con la novia. Debemos escucharla para saber cómo es, cuáles son sus preferencias, conocerla para que nuestro trabajo le favorezca y exprese quién es. Después, tenemos que ser honestos. Hay que respetar las preferencias de la novia, pero también hacerle ver si está cometiendo algún error. Muchas vienen con ideas muy claras, en ocasiones por motivos emocionales, que no les favorecen. Se trata de explicarles por qué no les sienta bien o no encaja con el tipo de ceremonia o vestido y darles una alternativa. También, que se prueben el vestido con el recogido o peinado que van a llevar y que no compren ningún complemento hasta no tener claro cómo van a peinarse.