Hoy, 6 de marzo, es el Día Mundial del Cabello, y es sin duda uno que celebrar. El cabello no solo es parte fundamental de nuestro organismo, sino que nos protege del sol, los golpes y de los cambios de temperatura que pudiesen afectar a la cabeza con los más de 80-120.000 pelos que componen una melena.
Además, el cabello ha sido siempre y en todas las culturas, el atributo natural humano que más patrones estilísticos y culturales ha acogido. Hombres y mujeres sabemos que nuestro cabello es parte indisoluble de nuestra personalidad y de la imagen que proyectamos, incluso en él se pueden leer nuestra edad y salud. Olistic, experto en cabello, quiere celebrar este día señalado con datos y curiosidades que aportan los expertos colaboradores para conocerlo y cuidarlo más y mejor.
¿Qué parámetros denotan la salud de un pelo sano?
En primer lugar, debemos hablar de la densidad capilar, que se refiere a la cantidad de pelo que crece por cada centímetro cuadrado del cuero cabelludo. Normalmente tenemos entre 80.000 a 120.000 pelos en la cabeza, encontrándose la máxima densidad en su vértice o ‘coronilla’. Por otro lado, la elasticidad capilar es la capacidad natural que tiene el pelo de estirarse. Un pelo hidratado tiene elasticidad y flexibilidad, pero cuando el pelo está seco, la cutícula se levanta y el pelo pierde humedad, disminuyendo su elasticidad y siendo más propenso a romperse. Un pelo hidratado es, por tanto, un pelo elástico, fácil de moldear y estilizar. Igualmente, importante sería la porosidad del cabello, que es la capacidad del pelo para absorber y retener su hidratación.
Cuando las cutículas están muy próximas y juntas es difícil que el agua y los aceites penetren en el pelo, existiendo una baja porosidad. Por el contrario, si las cutículas están demasiado espaciadas entre sí, el pelo podrá absorber fácilmente agua y productos humectantes, pero tendrá más dificultad para retener su hidratación. Su color, su forma, su textura, su olor y su longitud nos identifica, cambiando a lo largo de los años y según nuestras preferencias o estado de ánimo en un momento dado. Digamos que, de alguna forma, muestra rasgos de nuestra personalidad. Ahora bien, está en nuestras manos, según los cuidados que le proporcionemos, bien sea de forma directa o indirecta, que luzcamos un cabello sano, fuerte y con un crecimiento adecuado, para lo que es necesario que nuestros folículos y células reciban los aminoácidos, proteínas y vitaminas necesarias.
¿Qué causa su mal estado y merma su salud?
Un exceso de andrógenos (testosterona o su metabolito más activo, la dihidrotestosterona), promueve la caída del pelo y producen un pelo más fino y pobre. Una dieta variada y equilibrada contribuye a una correcta salud capilar, pero existen ciertas vitaminas y nutrientes que juegan un papel fundamental en el crecimiento normal del pelo, por lo que su déficit va a contribuir a una mayor caída y peor calidad del cabello. También la exposición prolongada del cabello al sol puede tener efectos dañinos en su salud y apariencia. Todos los espectros de la radiación solar (radiación ultravioleta, luz visible y radiación infrarroja) dañan nuestro pelo. La radiación UVB daña la cutícula del cabello, produce pérdida de sus proteínas y disminuye su resistencia, a radiación UVA altera significativamente el color del cabello y modifica las proteínas de la cutícula, mientras que la infrarroja genera daño oxidativo.
Factores como el sol, el cloro, el salitre, el viento, etc.; pueden dañar tanto las proteínas de la fibra capilar, como la capa externa de lípidos, haciendo que el pelo sea más frágil, se rompa con más facilidad, se vea más seco, deshidratado y opaco. También la menopausia marca un antes y un después en el cabello. A diferencia de los hombres que experimentan alopecia de forma concentrada en la zona frontal y de la coronilla, en las mujeres se produce un adelgazamiento general del cabello, de forma más difusa, con mayor intensidad en la zona superior del cuero cabelludo. Utilizar acondicionadores o mascarillas es muy interesante tanto para darle brillo y flexibilidad al cabello, pero sobre todo debe ingerirse una cantidad correcta de nutrientes, vitaminas y aminoácidos por medio de la dieta e idealmente, de un buen suplemento como Olistic.
La temperatura también es un factor a tener en cuenta, ya sea el calor de las calefacciones o del secador y las herramientas de peinado, estos pueden dañar el pelo al alterar la cutícula (su capa protectora). Por eso, especialmente en invierno, el cabello está más apagado y con menos brillo. Tampoco debemos olvidar el estado del cuero cabelludo, por ejemplo, su descamación, más comúnmente conocida como caspa, que suele ser una manifestación de la dermatitis seborreica, condición dermatológica muy frecuente. Puede ser leve y producir pequeñas descamaciones o estar en fase grave y producir grandes escamas y rojez (eritema) en el cuero cabelludo y suele acompañarse de picor. La pérdida de rutinas saludables y de cuidados, junto con una alta exposición al sol y al agua de la piscina o de la playa, provocan que el cabello se deshidrate, pierda flexibilidad, se debilite y se vuelva más quebradizo. Además, si estas exposiciones son más prolongadas, pueden producir daños más intensos en la cutícula y provocar un mayor desgaste generando encrespamiento y puntas abiertas. El estrés es otro de los grandes factores que amenazan la salud y aspecto de nuestro cabello, al igual que el envejecimiento cronológico, que hacen que este se afine y caiga con mayor facilidad y en más cantidad.
¿Cuántos pelos se caen al día de media?
De forma natural y fisiológica se pueden desprender entre 50-100 cabellos cada día. Esta es la cantidad de pelo que encontramos en el cepillo, la almohada, o que se cae al ducharse o cepillarte. Esta caída es normal y tiene que ver con la fase final del ciclo de vida del pelo.
¿Qué nutrientes son clave para el cabello y por qué?
El folículo piloso necesita una serie de nutrientes para generar la proteína del pelo, la queratina, y oxigenar correctamente el folículo. Si estos nutrientes escasean en el cuerpo, la salud en general será peor y el pelo estará más frágil. Por eso, es importante introducir en la dieta este tipo de alimentos para evitar la caída del pelo. Como complemento a una dieta saludable en etapas de mayor caída, es interesante introducir nutricosméticos como Olistic.
Empezaremos diciendo que existen vitaminas liposolubles (Vitamina A, Vitamina D y Vitamina E) e hidrosolubles (complejo de vitaminas B y Vitamina C) y destacar que tanto una deficiencia como un exceso de vitaminas pueden tener un efecto perjudicial en el pelo, por lo que, para cuidar el cabello, es esencial mantener una alimentación equilibrada y una de las dietas más beneficiosas es la mediterránea. Para poder nutrir nuestro pelo desde el interior, primero es necesario conocer algunos de sus principales componentes estructurales. De esta manera podremos comprender la importancia de un aporte correcto tanto de macronutrientes como de micronutrientes (vitaminas y minerales). Antioxidantes como el glutatión, el ubiquinol y el ácido úrico se producen durante el metabolismo normal del organismo. En cambio, otros antioxidantes más ligeros y muy importantes solo los podemos obtener de la dieta, como es el caso de la vitamina E, la vitamina C y el caroteno B.
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También es importante tener en cuenta que, al hervir cualquier verdura o fruta su valor ORAC se reducirá hasta en un 90% y, por tanto, sus propiedades antioxidantes. Una forma de conservarla en mayores proporciones sería cocinarla al vapor o, por supuesto, comerlas crudas. Incluir en la dieta alimentos ricos en colágeno y biotina también ayudarán a luchar contra la caída del pelo por estrés. Y es que una dieta equilibrada y rica en biotina y colágeno no solo mejorará el aspecto del pelo, dotándolo de brillo y sedosidad, sino que también son componentes esenciales para tener unas uñas fuertes y una piel joven, elástica y suave.
Por otro lado y volviendo al inicio, el cabello está compuesto principalmente por proteínas, en concreto la queratina, siendo la parte más importante de la estructura capilar. Los niveles inadecuados de proteínas pueden contribuir a la degradación de sus estructuras y por eso un correcto aporte proteico en la dieta es clave para proporcionarnos una fuente para la formación natural de queratina.
En muchas ocasiones, la respuesta a la pregunta sobre cómo evitar la caída del pelo está relacionada con la falta de vitaminas esenciales para su correcto desarrollo. La ausencia de biotina y hierro en el cuerpo pueden afectar al crecimiento del cabello, así como también la falta de ácido fólico, vitamina D, B6 y B12, que contribuyen a la pérdida progresiva del pelo.
¿Qué agrede nuestro cabello desde dentro y desde el exterior?
A modo general, entre las causas intrínsecas encontramos la caída del pelo por estrés, los cambios hormonales, el envejecimiento, las deficiencias nutricionales y la predisposición genética. Algunas de ellas pueden provocar una microinflamación del folículo capilar que, de no resolverse, acabaría por desarrollar una desregulación de las células madre del folículo. Mientras que factores externos como la contaminación, la exposición prolongada al sol, ciertos productos de belleza demasiado agresivos, el uso frecuente de moños, trenzas o coletas apretadas, así como el de extensiones y rastas, está asociado con la pérdida de cabello. Además, el no dormir bien está fuertemente vinculado con la salud de nuestra piel y cabello.
Los investigadores constataron que la segregación de cortisol, la hormona del estrés, afecta al ciclo de vida normal del cabello impidiendo que se regenere al final de la fase telógena, cuando el cabello se desprende y cae. El estudio dirigido por el Dr. Ya-Chieh Hsu ha determinado que, aunque la liberación de esta hormona no afecta directamente a las células madre, sí que altera el funcionamiento de la papila dérmica que segrega una molécula responsable de activar el crecimiento del pelo en las células madre. Es decir, que los altos niveles de cortisol lo que hacen es alterar la función del “interruptor” que activa la producción de cabello impidiendo así la renovación del pelo después de su caída.
¿Qué tipos de caída son los más comunes en hombres y mujeres?
Alopecia androgénica o androgenética es el término clásico utilizado para referirse a la pérdida progresiva de cabello en la zona frontal y/o superior del cuero cabelludo. Pese a que ambos géneros pueden experimentar este tipo de caída capilar, se manifiesta con características diferentes en unos u otros. Es por eso que, para diferenciarlas, los dermatólogos se refieren a la alopecia androgénica femenina como “pérdida de cabello de patrón femenino (FPHL: Female Pattern Hair Loss) o “alopecia de patrón femenino”. El término «andro» indica su origen hormonal y «genético» una contribución hereditaria.
La alopecia androgénica es una de las formas más frecuentes de alopecia, afectando tanto a hombres como a mujeres. En el hombre, la alopecia androgenética se produce por la acción de los andrógenos en los folículos pilosos de las zonas más sensibles a andrógenos (coronilla, superior y frontal) en aquellos varones genéticamente susceptibles. Uno a uno, los folículos se adelgazan (lo que se denomina miniaturización), y poco a poco se comienzan a producir sólo uno o dos pelos terminales. Una vez que todos los folículos se miniaturizan, se observa la calvicie.
En mujeres, puede ocurrir antes de la menopausia o de forma tardía/postmenopáusica, siendo esta última la más frecuente. En el efluvio telógeno crónico, la pérdida de cabello persiste durante más de seis meses o incluso años, ocurriendo de manera estacional. Es menos frecuente que el efluvio agudo (el anterior) y se diagnostica con mayor frecuencia en mujeres entre 30 y 60 años.
La mayoría de las personas desarrollan alopecia areata por primera vez antes de los 30 años y suele afectar a mujeres y hombres en proporciones similares. Una persona que tiene un pariente cercano con alopecia areata también tiene un riesgo ligeramente mayor de desarrollarla.
La alopecia difusa femenina engloba diversos tipos de caída llamados efluvios: el efluvio anágeno y el efluvio telógeno. La alopecia por tracción puede ocurrir debido a peinados como coletas o trenzas apretadas, aunque también puede ocurrir como resultado de extensiones de cabello. La alopecia frontal fibrosante es una forma de alopecia femenina cicatricial cada vez más frecuente y cuya causa continúa siendo motivo de investigación. Es habitual en mujeres entre la 6ª y 7ª década de la vida. Las pacientes presentan una alopecia en banda que afecta de manera más frecuente la zona frontal del cuero cabelludo. La alopecia cicatricial centrífuga central ocurre con mayor frecuencia en mujeres con descendencia africana. La pérdida de pelo inicia en la coronilla y con el paso del tiempo, se va extendiendo de manera centrífuga (hacia afuera), resultando en una pérdida permanente del pelo en esa área.
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