La reinvención de la coloración vegetal

Ivive rene furterer

¿Qué buscamos cuando optamos por una coloración vegetal? Naturalidad, salud, seguridad, sostenibilidad. Pero hay que reconocerlo: suelen exigir más trabajo al profesional que un tinte químico. Hasta ahora. Ivive, de René Furterer, nace como una coloración vegetal –con todo lo bueno que eso supone– con la comodidad, rapidez y eficacia de un tinte químico. Su cocreador, el colorista Romain Colors, nos habla de esta innovación que llegará a los salones a partir de julio.

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Pensando como un cliente, si elegimos una tintura vegetal es porque queremos una coloración que respete la integridad de nuestro cabello y nuestro cuero cabelludo. Buscamos un tono brillante y natural, que acompañe a nuestra personalidad sin sentir que la cambiamos. Ser respetuosos con el medioambiente sin tener que renunciar a la estética y la belleza. Como profesionales, además, esta es la opción que más vela por nuestra salud. Eso sí, suele ser más exigente. «Los coloristas a veces son reacios a los problemas de la coloración vegetal como el olor, las texturas pastosas delos productos difíciles de aplicar, un tiempo de exposición largo con, a veces, dos aplicaciones de producto para los tonos oscuros…», reconoce Romain Colors, embajador de Ivive, la coloración vegetal que él mismo, como colorista, ha ayudado a crear junto a René Furterer para salvar estos inconvenientes.

5 patentes

«El desafío era muy grande –concede el estilista–. Conseguir con esta coloración algunas ventajas prácticas de la coloración química». Sin embargo, la firma ha logrado pasar de las cataplasmas de 400 g de plantas a los 35 g de extractos concentrados de puro pigmento, y reducir el tiempo de espera de horas a 30-45 minutos. ¿Cómo? Con I+D. Y es que han registrado hasta 5 patentes en esta innovación, tres de ellas asociadas a su proceso único de extracción de activos.

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Se trata de un proceso que, en resumen, les permite aislar las moléculas del corazón de las plantas tintóreas que producen laintensidad de los pigmentos colorantes y llevarlas a una alta concentración. Deesta manera, solo utilizan la parte activa de la planta, descartando la celulosa,las fibras y los metales pesados. Es decir, todas las sustancias inútiles. Además, esto es lo que hace esta coloración compatible con la química, ya que no hay posibilidad de interacciones desafortunadas.

7 tonos (y muchos matices)

Aunque pueda parecer una contradicción, la naturalidad es tendencia en la coloración. Esto significa «que respeta totalmente el cabello, le confiere un brillo natural y proporciona tonos armoniosos y delicados», opina el estilista. Cada vez somos más ecoconscientes, por lo que queremos algo saludable pero, a la vez, glamuroso. Y, en este sentido, la apuesta novedosa de tener como colaborador a un colorista, hacía la tarea más fácil. «Una de mis contribuciones fue conseguir tonos suaves, desarrollar matices más naturales, incluso cenizas, lo que es muy raro en esta tipología de producto. Y garantizar un resultado predecible para los profesionales. Esta es la fuerza y la innovación de René Furterer y de sus galenistas», indica Colors. Además, estos tonos [puedes ver los 7 de la gama en nuestra galería] dan respuesta a la demanda, cada vez más creciente, de personalización en el salón, ya que «por primera vez podemos asociar productos suaves de balayage a todos los tonos Ivive para dar el toque creativo que cada vez buscan más consumidores».

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4 plantas

Hay 4 plantas en el corazón y el cuerpo de estos 7 tonos vegetales: son la henna –que abarca un universo de color desde el rubio al castaño claro–, el sorgo –que permite obtener tonos rojos a castaños–, la gardenia –que permite obtener una paleta de amarillos para alcanzar unos reflejos luminosos– y la clorofila, cuyo extracto, obtenido de la alfalfa, permite conseguir esos reflejos ceniza tan complicados.

Al hablar de una coloración vegetal sostenible, que utiliza solo estos cuatro activos como base productiva, es imposible no preguntarse por cómo se suministran. En este sentido, René Furterer no solo se compromete con la calidad de las plantas, sino también por las condiciones de su producción y las condiciones de vida de quienes las siembran, las cuidan todo el año y las recolectan. Así, apuestan por la agricultura biológica (sin tratamientos fitosanitarios químicos, sin fertilizantes químicos, sin OGM), y por cadenas de producción éticas y de comercio justo. Por ejemplo, para abastecerse de henna, ha puesto en marcha una cadena aprovisionamiento controlado según el estándar Fair For Life de Ecocert. En el caso del sorgo, la marca se hizo cargo de los costes adicionales generados por la conversión a agricultura biológica del cultivo durante el desarrollo del proyecto; y eligió al proveedor de gardenia por sus compromisos sociales y medioambientales: reducirla utilización de productos fitosanitarios químicos a lo estrictamente necesario y otorgar una prima a la trazabilidad para los pequeños productores.