Entrevistamos a Esther Martí, una EXPERTA en peluquería ORGÁNICA

peluqueria organica
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Esther Martí, de la Red Internacional de Peluquerías Saludables y Sostenibles: “En un color vegetal solo debe haber plantas”

Esther Martí fue peluquera, concretamente “colorista expertisse” durante 36 años, que le pasaron factura. Debido al contacto con productos químicos durante tantos años, desarrolló un asma alérgica que le obligó a dejar los salones, pero no la peluquería. Su experiencia le incitó a investigar para desarrollar productos totalmente respetuosos con la salud del profesional y del cliente, y con el medioambiente. Así, creó la empresa De Tierra y Agua Biocosmética; Mixtura, una línea de productos vegetales para el cabello; y la Red Internacional de Peluquerías Saludables y Sostenibles.

Pregunta.- ¿Cómo definirías una peluquería sostenible y orgánica?

Respuesta.- Una peluquería orgánica no es solo una peluquería con muebles de madera, es un salón dónde prima realizar trabajos técnicos o cortes con ninguna o con la mínima agresividad, ya sea visual o técnica, incluido el uso de productos cosméticos con nada o pocas sustancias químicas.

En un salón orgánico realizan, además, tareas donde se incluyen las 5R (reducir, reparar, reusar, recuperar y reciclar), han realizado una formación sobre nutrición saludable y sobre relajación, con mindfulness, porque en estos salones se vive el momento, tanto los clientes como el mismo profesional. Ha terminado esa peluquería estresante donde no hay ni tiempo para comer o sentarse. Además, son salones que (ya antes de la COVID-19) ventilaban el espacio 3 veces al día, usan bombillas LED y separan los desechos en 4 cubos:

  • químicos (incluido algodones, capas o cualquier cosa que ha tocado un producto químico -cabellos incluidos-);
  • cartón;
  • plástico (aquí, por ejemplo, no irían los tapones de tintes empezados, pues llevan sustancias químicas en el interior; estos irían a la basura química);
  • orgánicos (aquí irían, además de alimentos, los cabellos naturales o lavados, tratados y coloreados con cosmética vegetal y los embalajes por ejemplo de PLA, si no han sido usados por productos químicos, en este caso irían al químico).

Un salón orgánicoreal usa solo productos fabricados en Europa. Esta es una de las bases para poder entrar a formar parte de la Red Internacional de Peluquerías Saludables y Sostenibles, que yo lidero y que ya formamos 49 salones de España y salones de Lima, Noruega y Chile.

P.- ¿Qué técnicas o ingredientes consideras no naturales?

R.- Las técnicas las realizan los profesionales y pueden ser más o menos agresivas; por ejemplo, decolorar un cabello castaño oscuro o negro natural hacía un rubio blanco o platino no es natural, en estos casos es un trabajo agresivo para la piel del cuero cabelludo y para el cabello; y aunque han aparecido productos para protegerlo, no dejan de ser productos químicos que dañan el medioambiente. Hay que ser conscientes que todo lo que se usa en un salón de peluquería ¡va a parar al mar!… Y luego, a los peces que, después, damos de comer a nuestros hijos con un montón de disruptores endocrinos.

P.- ¿Cómo debe formarse un peluquero en técnicas y productos de peluquería orgánica y sostenible? ¿Hay cursos oficiales, escuelas o talleres específicos o requiere una formación más autodidacta?

R.- Yo empecé por necesidad a formarme. Fui peluquera durante 36 años, en concreto, “colorista expertisse” más de 25 años, y esta acumulación de tanto producto químico en un recinto cerrado sin ventilación (lo normal en los salones antes del COVID) y más de 8 horas diarias, me produjo un asma alérgica por persulfatos y metales pesados contenidos en productos de peluquería. Tuve suerte, ¿sabes? Era el año 2009, recién acababan de salir las keratinas alisantes, yo ya no las he realizado. Ahora muchas peluqueras más jóvenes tienen SQM (Síndrome Químico Múltiple). Tuve que dejar la profesión.

Desarrollé una formación para llegar a tener una peluquería orgánica, Saludable y Sostenible, que ha sido premiada con el Galardón Europeo EU-OSHA el pasado 2019. Además, he quedado finalista de los Premios Ignasi Fina de salud laboral en 2016 y en 2018 de los Premios Prevencionar, también de salud laboral y sostenibilidad.

En los últimos años, algunas personas, discípulos míos, están formando sobre color vegetal, pero mi Método Colve no es solo aprender a usar color vegetal, va mucho más allá. Quizás por ello en la Universidad de Barcelona el pasado julio 2020 me pidieron realizar mi formación a 15 profesores de FP de Peluquería de Cataluña, pero tuvo que quedar aparcado por la COVID-19. Durante el confinamiento he colaborado con INCUAL en las materias de cambios de color, corte y lavado y acondicionado del cabello. En un futuro espero y deseo que esta formación esté dentro de los estudios oficiales de FP de Peluquería.

P.- En cuanto a los resultados, comparado con los de una tradicional, ¿crees que son mejores, peores, iguales?

R.- Los resultados son mucho mejores, los clientes dicen recuperar el cabello infantil, los rizos vuelven a su esponjosidad natural, el cabello brilla más y es duradero, igual que el color de las canas, no se va… ¡como en las cuevas rupestres! Te hablo de color vegetal, no de tinte orgánico, tinte natural o tinte vegetal, como se anuncian muchos tintes sin amoniaco químicos. Solo hay que leer la etiqueta y ver el INCI del producto para darse cuenta de que los tintes, les llamen como les llamen, son tintes. Un color vegetal (al menos los que yo uso, fabricados en España) solo llevan plantas. En esto también hay que tener cuidado, no son lo mismo barros, que hennas, que Mixtura.

P.- Hemos leído que en España hay menos peluquerías que implementen técnicas naturales que en el resto de países, ¿crees que es cierto? Y, si es así, ¿por qué crees que pasa?

R.- Sí, claro, aunque van creciendo todavía hace falta más compromiso con el planeta. Muchos profesionales creen que no pueden realizarse trabajos técnicos sin productos químicos que abren la cutícula, y esto no es cierto, dentro de nuestra Red ya hay salones con un 99 % de trabajos solo con vegetales (color, hidratación, nutrición, sérums); es una peluquería mucho más agradecida, las mismas clientes se lo dicen a amigas, colegas, compañeras de trabajo…

P.- ¿Crees que en algún momento puede (o debe) llegar a ser el único modelo de negocio?

R.- Llegará seguro, del mismo modo que van en aumento las tiendas a granel, los nuevos negocios de economía circular de alquiler de ropa, o las prácticas como dejar de comprar para reciclar, alquilar y renovar.

P.- Dices que color vegetal no es lo mismo que tinte vegetal: ¿a qué te refieres?

R.- Un tinte es un producto que cambia o transforma el color de algo: ropa, cabello… Un color vegetal no transforma ni cambia el color del cabello, solo colorea o pigmenta las canas dando un efecto barniz o efecto reflejos, dependiendo del color y resultado deseado. ¿Tapa las canas un color vegetal? Mixtura si, el resto las pigmenta, porque no son colores, son pigmentos rojos, naranjas, amarillos y verdes. Mixtura son colores rubios, castaños, cobres o negro.

Además, como te comenté antes, las empresas utilizan etiquetas para sus productos de manera que a las personas les entre por los ojos, palabras como “natural”, “orgánico”, “vegano” o “vegetal” están de moda, pero las personas que realmente son conscientes de que hay un problema en el medioambiente saben descifrar muy bien, dando la vuelta al producto y leyendo la etiqueta trasera, donde está la composición o INCI. Claro que llevan aceites vegetales o mantecas o minerales, pero también llevan sustancias como:

  • Parafenilendiamina (PPD o P-Phenylenediamine) o:
    • 1,4-benzenediamine
    • 1,4-phenylenediamine
    • p-phenylenediamine
    • CI 76060
    • oxidation base 10
    • p-aminoaniline
    • p-diaminobenzene
    • 1,4-diaminobenzene
    • 4-aminoaniline
  • Mercurio amoniacal (Ammoniated mercury). A menudo se encuentra en productos «sin PPD», pero no es totalmente seguro, pues se relaciona con reacciones alérgicas. Sirve para decolorar y realzar el color.
  • Amoníaco o hidróxido de amonio (ammonium hydroxide).
  • Agua oxigenada (hydrogen peroxide). No es tóxica, pero puede irritar la piel y los pulmones.
  • Nonifenol u octilfenol (nonyphenol o octyphenol). Los estudios sugieren que son disruptores endocrinos que se acumulan en la grasa corporal.
  • Parabenos y ftalatos (parfum). También son disruptores endocrinos. Algunos parabenes se relacionan con el cáncer de pecho.
  • Resorcinol. Es una sustancia muy agresiva con la piel y un disruptor endocrino que altera la tiroides y las glándulas adrenales. Puede afectar a los sistemas nervioso e inmunitario. En la lista de ingredientes te lo puedes encontrar con distintos nombres:
  • 1,3-benzenediol
    • 3-hydroxyphenol
    • CI developer 4
    • m-dihydroxybenzene
    • 1,3-dihydroxybenzene
    • m-hydroquinone
    • m-phenylenediol
    • oxidation base 31
    • resorcin
  • Formaldeído. Es un compuesto conservante irritante, alergénico y, en ciertas circunstancias, cancerígeno, que no se encuentra como tal en la lista de ingredientes, pero también puede ser liberado por algunos de ellos, como quaternium-15, dimethyl-dimethyl (DMDM) hydantoin, imidazolidinyl urea, diazolidinyl urea, sodium hydroxymethylglycinate; y 2-bromo-2-nitropropane-1,3-diol (bromopol).

En un color vegetal solo debe haber plantas, y el profesional lo mezcla con agua caliente.

P.- Encontramos que barros y henna se utilizan a veces como sinónimos y a veces no, ¿son o no son lo mismo?

R.- No, un barro es una mezcla de plantas y algún mineral como estearato de magnesio o sulfato ferroso, para mí los barros son arcillas, de ahí su nombre; yo les llamo colores vegetominerales. Las hennas son los colores que fabrican en la India como tintes, de ahí que se les confunda como “tinte vegetal” puesto que ellos, queriendo emular los tintes europeos, así les llaman. ¿Sabías que la palabra henna viene del copto y significa rojo? Si ya se habla de henna en la Biblia, solo que era llamada alheña. Con el tiempo derivó en henna ((Cantares 1:14, Cantares 4:13, Cantares 7:6) y la raíz hebrea de la que se cree que procede kó·fer se ha traducido como cubrir, lo que parece aludir a su uso como tinte (compárese con Gé 6:14).

La henna se ha empleado en muy variadas culturas con el propósito de cambiar el color del cabello. Hace miles de años se empleaba en África, en Medio Oriente y en la India. ¿Sabes que las mujeres romanas contaban con más de cien recetas para teñirse el cabello, todas ellas preparadas con ingredientes naturales? Pues en ello estoy, intentando averiguar más cositas para que los profesionales puedan seguir avanzando en este camino que, además, llega a enamorar, tanto como la peluquería tradicional.

Aquí te contamos más sobre peluquería orgánica.